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Una boda para celebrar la vida.




En todos mis años como fotógrafo de bodas me han tocado todo tipo de experiencias, algunas buenas y otras no tanto, pero las que definitivamente siempre se quedan conmigo y me hacen reflexionar son las experiencias emocionales, todas aquellas que no pueden ser colocadas en un rango de bueno o malo porque te afectan de tantas maneras; no sabes si reír o llorar, pero al final te dejan una enseñanza, una que va mas allá del dinero, del estatus, de las fotos bonitas, de la comida, etc. Va mas allá de todo lo que puedes rentar en una boda.

Hablo de una reflexión de vida y el como la celebramos.

Imaginate que la persona que mas amas en el mundo tiene solamente dos semanas de vida, que los doctores ya consideran un milagro que siga estando ahí, imaginate que alguien de tu familia: tu mamá, alguno de tus abuelos o hermanos, en plena organización de tu gran día, no llegara a verte vestida de blanco y de disfrutar todas las amenidades que tienes preparadas para el porque "Es un milagro que siga con vida"

Imaginate que tu papá, el hombre que te cargo en sus brazos y te considera su todo en la vida, no podrá entregarte en el altar porque la vida decidió llevárselo antes de tiempo, su reloj ahora cuenta los segundos hacia atrás y no hay forma de detener lo inevitable.

Desafortunadamente todo esto es verdad, la vida se termina, solo la muerte es segura y de ella no sabemos para cuando llegara...

...Es por eso que nos casamos.

Hace un par de semanas estuve en una bonita y emotiva boda donde el padre de la novia, ya en sus últimos días de vida, tuvo la oportunidad de ver a su hermosa hija vestida de blanco, y  pesar de que su delicado estado de salud no le permitió acompañarla hasta el altar, si pudo bailar con ella en su vals.

Lento pero a paso seguro, ambos bailaban de un lado a otro, disfrutando el momento, platicando de todas sus experiencias de vida, de todo lo bueno por venir, de lo hermosa que se veía y de los feliz que el se sentía en ese momento por ella y su ahora esposo...y fue ahí, en ese preciso momento, donde padre e hija se fundieron en un abrazo que parecía durar para siempre que me di cuenta que, ella estaba increíblemente feliz, su sonrisa no tenia cabida y sus ojos resplandecían con entera y completa felicidad.

A pesar de que una situación como esta tendría a cualquier persona llorando de tristeza y desasosiego, para la novia no fue así, su sonrisa era completamente real, llevaba su felicidad de un lado para otro, saludando gente, bailando, tomándose fotos, a pesar de todas las cosas malas ella estaba celebrando la vida, porque estaba contenta de tener lo que tenia en ese momento.

Era agradecida. Celebro. Celebraron, juntos.

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