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Un nuevo amanecer | Karla & Salvador


Ya les he dicho antes, una boda en playa es un gran deleite, un gozo que todos los fotógrafos deberían vivir al menos una vez en su carrera; la vibra y la emoción que emana de los invitados y los novios es sin duda una experiencia de la que uno debe de estar honrado de fotografiar. Obviamente, no todo es diversión, existe también una gran responsabilidad, y en el caso de mis amigos Karla y Salvador, la responsabilidad era muy grande.

Cuando tuvimos nuestro save the date en Monterrey, fue un día gris y nublado, y aunque las fotos quedaron de maravilla y la experiencia se vivió al máximo, sabía que necesitaba crear algo aún más increíble en nuestra aventura en playa.



Afortunadamente, tuvimos la oportunidad de hacer una sesión pre boda en la bonita localidad de Puerto Morelos, en Cancún. A pesar de que empezamos un poco nerviosos por todos los colores que viste la plaza principal, así como el gran número de turistas que la visitan, poco a poco fuimos encontrando el camino hacia las mejores fotografías.




Como seres humanos que somos, constantemente nos enfrentamos a retos. Día a día diferentes situaciones nos ponen a analizar cómo podemos salir adelante. Mis amigos no fueron la excepción a esta regla de la vida. Ambos pasaron por caminos sinuosos y difíciles, situaciones desagradables que más de una vez les hicieron preguntarse ¿Por qué yo? Lo que ellos no sabían es que la vida los estaba preparando para un regalo más grande, el regalo de estar juntos, porque sin duda alguna, no importa cuanto camino hayas recorrido solo, en algún momento llegaras a tu destino, y así fue para ellos.

Mucho se habla de miradas y como estas pueden transmitir todo tipo de emociones: tranquilidad, paz, nerviosismo, emoción, etc. Pero si algo vi en las miradas de Karla y salvador cuando se encontraron en el altar frente a la hermosa playa del Now Jade fue de realización. Fue el rostro de saber que después de tantas cosas y tanto tiempo, al fin estaba juntos, juntos para siempre, juntos como equipo compartiendo el mismo camino.








Esta realización no únicamente la sintieron ellos, también sus invitados y familiares que estaban más que orgullosos y felices de que su historia de amor finalmente se había sellado con el sí.




Al final de nuestra aventura, el desvelo y exceso de fiesta no nos detuvieron para una vez más visitar la playa para unas fotos de trash the dress. Pero no estábamos solo, al fondo del mar, allá a lo lejos donde la vista se pierde y el cielo y el mar se convergen en uno solo, el amanecer nos sonreía con un radiante color naranja, un amanecer fuerte y seguro que iluminaba el camino Karla y Salvador, que los protegía y les prometía nuevas cosas. Un nuevo amanecer, una nueva vida.



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